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“La Romería” a Zapopan, una tradición milenaria


  • En la llevada de la Virgen a su Basílica participan casi millón y medio de católicos que vienen de varios estados

Guadalajara, Jalisco a 10 de octubre de 2017.- Se acerca la fecha, muchos se han preparado, se trata de una ofrenda a la que se tiene que acudir con capacidad, fuerza y fe; se trata de “La Romería” a la Virgen de Zapopan que se lleva a cabo el 12 de octubre y es el regreso de la imagen a su basílica.

Se trata de una de las concentraciones de católicos que atrae al mayor número de fieles ya que se contabilizan hasta millón y medio de personas; hombres y mujeres; niñas y niños y hasta adultos que dejan la comodidad de su casa para caminar desde la Catedral de Guadalajara, sede del Episcopado, a la casa de “La Generala” en la Basílica de Zapopan.

Se trata de una tradición que tiene ya más de 200 años y que se inicia con la presencia de los frailes franciscanos en el occidente de México.

Zapopan, de donde parte la imagen

Zapopan o Tzapopantl, significa "lugar entre zapotes o lugar de zapotes". Fue un pueblo de muchos indios, perteneciente al cacicazgo de Atemajac y era feudatario del Reino de Tonalá; en Tzapopantl se le rendía un fuerte culto al ídolo llamado Teopilzintli o el dios niño, a quien le ofrecían "simbólicas ofrendas de conejos y perdices".

En 1530, Nuño de Guzmán conquistó el Reino de Tonalá y cuando fue a reconocer todos los lugares de este reino, Zapopan quedó también conquistado después de la guerra del Mixtón (en la Barranca de Oblatos), en la cual tuvo lugar la gran concentración chimalhuacana en 1541.

La fundación de Tzapopantl se dio el 8 de diciembre de 1541 por el encomendero Francisco Bobadilla, con indios de Jalostotitlán; el 20 de agosto de 1824 fue elevada a categoría de Villa, el 13 de marzo de 1837 a cabecera de población y el 21 de agosto de 1991 a categoría de ciudad.

Ese 8 de diciembre de 1541, el padre Fray Antonio de Segovia en compañía de Fray Ángel de Valencia, donó a los indios de este pueblo una pequeña imagen de Nuestra señora de la Concepción; esta imagen había acompañado cerca de 10 años a Segovia en todas sus andanzas por los pueblos de Jalisco, cargándola algunas veces en la manga de su sayal, otras en un pequeño tabernáculo de madera o colgada del pecho.

Las crónicas nos cuentan que cuando el virrey Antonio de Mendoza sitió el cerro del Mixtón y después de una fuerte batalla, subió Fray Antonio de Segovia a las fortalezas de los indios acompañado de Fray Miguel de Bolonia, llevando sólo el breviario, un crucifijo y la pequeña imagen de Nuestra Señora de la Concepción colgada al pecho; les comenzó a decir a los indios que bajasen en paz y estos conmovidos tanto por las palabras del padre y la imagen de la Virgen.

En día y medio se rindieron más de seis mil indios, que fueron conducidos por los padres ante el virrey y éste les perdonó la vida, quedando todos en paz. Por esto, Antonio de Segovia llamaba a su pequeña imagen "La Pacificadora".

En 1542 se construyó una pequeña iglesia muy pobre, con muros de adobe, techo de paja y adornada con flores que ponían los naturales; aquí se colocó la imagen la cual dicen que empezó a derramar una continua serie de milagros, en los cuales eran "abandonados testigos" los indios de este pueblo.

La historia nos cuenta que en 1609 esta capilla se derrumbó y al escuchar el estruendo, corrieron los indios creyendo encontrar a su imagen hecha pedazos; quitaron los escombros y para sorpresa de todos, ahí estaba la imagen sin ningún rasguño.

Poco después, le dio la vista a un ciego de nacimiento y en un lapso de cien años, realizó machismos milagros. Los indios ocultaron la imagen por temor a que se las quitaran, pero el bachiller Diego de Herrera, que se había encargado de Zapopan el 14 de junio de 1637, notó que los naturales estaban muy encariñados con la imagen "porque era muy milagrosa"; le contó al obispo Juan Ruiz Colmenero lo que sucedía en Zapopan; y en 1653 hizo levantar una información testimonial y por decreto, declaró "milagrosa" a la imagen de Nuestra señora de la Concepción de Zapopan y mandó que solamente se celebrase su fiesta el 18 de diciembre de cada año.

La llamaron Nuestra señora de la Expectación de Zapopan.

A finales del siglo XVII, Guadalajara sufrió una terrible epidemia y el obispo Juan Santiago León Garabito mandó que nuestra señora de Zapopan, fuera traída a la catedral y sucedió otro caso extraño, los médicos de la ciudad declararon que la epidemia había cesado.

El 13 de junio de 1821, al tiempo que entraba a la ciudad Nuestra señora de Zapopan para su visita anual, se proclamaba en San Pedro Tlaquepaque la Independencia Nacional, uniéndose las fuerzas de Pedro Celestino Negrete con las de Agustín de Iturbide, sin derramarse una sola gota de sangre y sin disturbio alguno, se le atribuyó este favor a Nuestra Señora.

Entonces el Ayuntamiento acordó condecorar la imagen con las insignias de Generala de Armas, el 15 de septiembre de 1821 en la catedral.

El cardenal Rafael Merry del Val, en nombre del Cabildo Vaticano decretó el 17 de junio de 1919, la coronación de la imagen a petición del arzobispo de Guadalajara Francisco Orozco y Jiménez y al padre Comisario General de la Orden Franciscana de México.

Esta coronación dio lugar en la catedral, entonces aclamaron a Nuestra Señora de Zapopan, "Reina y Soberana de Jalisco".

La imagen de la Virgen de Zapopan comenzó sus recorridos en 1609 con la escultura original y en 1648, inicia sus visitas a los pueblos del Reino de la Nueva Galicia, con una réplica a la que se le llamo "Viajera".

La imagen hace su entrada todos los 13 de junio de cada año, para iniciar su visita a los templos y parroquias de la urbe tapatía, para regresar a su santuario el 12 de octubre (La Romería).

Esta pequeña imagen mide 34 centímetros de altura y está fabricada de cañas de maíz, yuxtapuestas y pegadas con engrudo, por lo que se cree fue hecha en Michoacán, donde era muy común este procedimiento en el tiempo de la conquista.

Según nos cuenta el cronista Fray Francisco Frejes, que cuando la traía el padre Segovia, sólo tenía medio cuerpo y después se le formó la otra parte que le hacía falta.

La Virgen está de pie, pisando una tosca media luna; la túnica está pintada de rojo y el manto azul obscuro, fileteado de oro; sus manos son de madera y están juntas ante el pecho; para poderle adaptar vestiduras de tela, le desbarataron el manto sobre el hombro, alrededor de su cabeza y bajo los brazos. Tiene los ojos pintados, sus labios un poco gruesos y cerrados, tiene el honor de ser la primera imagen que se veneró en tierras jaliscienses.

Siempre viste riquísimas telas de oro y plata, algunas veces viste de azul y blanco o de rojo y azul; en el pecho cruzada una banda azul bordada de oro, debajo de sus manos está un relicario de oro y piedras preciosas, con un niño Jesús de oro en el centro.

Muestra un cetro de oro adornado con perlas, brillantes y rubíes; un bastón de oro, dos medallones y unas llaves del mismo metal, también tiene un pequeño veliz de oro, por haber sido declarada "Patrona de los Agentes Viajeros".

Sobre su rizada caballera postiza, está una corona imperial de oro, adornada con esmeraldas, brillantes, perlas y otras piedras preciosas; alrededor de su cabeza está una aureola del metal amarillo con piedras preciosas, con una paloma blanca en actitud de descender representando al Espíritu Santo.

A sus pies aparece una media luna de oro, esta imagen pisa sobre una prenda de plata maciza, con un peso de 55 kilos, en forma de pilastra, con adornos de guirnaldas de flores, escudos y algunos cuadros representando su historia; todo el conjunto muy bien cincelado, fue un obsequio en el día de su coronación pontificia.

El 18 de enero de 1921 el arzobispo Francisco Orozco y Jiménez, efectuó la Coronación de Nuestra señora.

En 1935 el arzobispo José Garibi Rivera, la encerró en un vaso de plata en forma de ropaje adornado con "sobrepuestos" de finas perlas y turquesas, que sólo dejan asomar las manos y el óvalo del rostro.

En 1942 el mismo Garibi Rivera, le colocó en las manos de la Virgen las "llaves" de la "Perla de Occidente".

De los títulos que se la han dado a la Virgen de Zapopan son:

1654 Taumaturga;

1734 Protectora de rayos, tempestades y epidemias de esta nobilísima ciudad y sus moradores; 1821 Patrona y Generala de la Arma de la Nueva Galicia;

1823 Generala y Protectora Universal del Estado Libre y Soberano de Jalisco;

1946 Patrona de la Provincia Franciscana de los Santos Francisco y Santiago;

1979 Verdadera Estrella de la Evangelización;

1989 Patrona de la Arquidiócesis de Guadalajara.

En 1721, la imagen visitó de nuevo a la ciudad y según cuentan, Manuel de Mimbela con el sólo roce de las vestiduras de la imagen, volvió a la vida por cuatro días para disponerse y prepararse a morir; después de lo sucedido con Mimbela, la Virgen recorrió la ciudad porque había peste.

Y así, barrio al que llegaba desaparecía el mal. Al poco tiempo después, un rayo mató al campanero de la iglesia de San Juan de Dios, subió el religioso Fray Bernardo a ponerle los santos óleos, pero también perdió la vida al caerle otro rayo. Este caso movió al clero, a la audiencia y a los vecinos de la ciudad a jurar a Nuestra señora de Zapopan "Patrona de Guadalajara", contra tempestades, rayos y epidemias. Juramento que se hizo el 5 de noviembre y se determinó que todos los años se trajera de su santuario la imagen, del 13 de junio al 4 de octubre para que visitara las iglesias de los barrios de la ciudad (como se practica hoy).

De esta manera cada año, millones de católicos caminan, descalzos, de rodillas, cargados con su pena para como romeros, acompañar a la Virgen de Zapopan por los 9.7 kilómetros de calles y avenidas que hay entre Guadalajara y Zapopan.

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