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La desesperación de Alfaro


Sin un pelo de…

Por Sergio Villa Pérez

El presidente municipal de Guadalajara ya se vio sentado en la silla del gobernador del estado y esa visión le nubló la realidad y lo elevó en las alturas al grado de que ya no está con nosotros; en los últimos días ha pateado la bolita y se le ha ido a la cancha contraria sin que tenga control de ella y nadie de su gente ha iniciado una recuperación acertada.

Desde que fue el alcalde de Tlajomulco era muy notorias sus enfrentamientos con los medios de comunicación locales, pero desde allá no le dábamos importancia a sus berrinches; a los veíamos tan lejos que jamás pensamos en que su personalidad provocara daños a la paz y la tranquilidad de una sociedad como la de Guadalajara.

Incluso en la campaña de 2012 cuando se presentó como candidato al gobierno de Jalisco sus excentricidades se tomaban como parte de un show mediático y las estrategias de su equipo para subir su campaña a las redes sociales, nos pareció poco sensato.

A pesar de las excentricidades Alfaro perdió la gubernatura por 147 mil 844 votos; que esperaba remontar en esta nueva campaña 2018, pero luego ganó la presidencia de Guadalajara con 337 mil 297 votos, pero se olvidó que el poder gasta y el ejercicio del poder acaba.

Recién entrando en el palacio municipal inició su decaída al escenificar los pleitos con los reporteros de la fuente a quienes acusó de perseguir solamente las noticias que le molestaban y hasta les leyó la cartilla y los puso a prueba como si fueran sus empleados; claro que a los editores de los periódicos y jefes de las televisoras eso no les gustó y se inició una campaña en su contra.

Aparentaba recomponer el panorama, pero de nuevo lo engañó su información; los problemas de Guadalajara son mayores a los de Tlajomulco y su equipo de trabajo más parece atender las estrategias de los partidos de los que emanan que proteger la imagen de su patrón el presidente municipal.

En la administración se observan dos equipos de trabajo, uno el que se origina en el Partido Acción Nacional y que lidera Diego Monrraz y por el otro lado, los que recibieron plazas y posiciones y que proceden del PRI controlan otras áreas del gobierno.

Los grupos enquistados en la administración bien parecen no responder a los intentos de Enrique Alfaro de posicionarse como un político moderno, abierto y dispuesto a administrar los recursos de un gobierno municipal que da servicios a cerca de 4 millones de personas; sus acciones son lentas, burocratizadas que molestan a los ciudadanos.

Y a lo mejor los arranques del presidente municipal se pudieran dejar pasar, pero cuando se cometen errores políticos que llegan al fondo de la conciencia de la gente, como el programa de cultura que dio pie a la colocación de esculturas que ofenden el buen gusto como el de la libertad de expresión que parece todo, menos un homenaje a los periodistas.

Aún esa supuesta “pluma” que significa la libertad de expresión y pudiera ser un homenaje a los periodistas caídos pudiera no tomarse en cuenta; pero la que ya hizo explotar la ira de los católicos fue “Sincretismo” y esta molestia se incrementa con las declaraciones de Alfaro.

Los enfrentamientos con los vecinos de las colonias ya habían pasado a otra libreta, pero de nuevo Alfaro las relanza con el pleito que se aventó en la unidad deportiva, pero cuando dice en su perfil que lo tienen en donde querían, me queda claro que ya se percató de que las posibilidades de ser gobernador se le están esfumando.

Lo veremos, el proceso electoral ya se inició, a principios de 2018 se elegirán los candidatos de los partidos y estoy seguro que Alfaro será el candidato a gobernador por el Partido Movimiento Ciudadano.

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