Llega la caravana de migrantes
La CEDHJ recibe a la caravana del viacrucis migrante que a llegó a Guadalajara con alrededor de 650 personas y con una presencia importante de mujeres, niñas y niños.
Guadalajara, Jalisco a 17 de abril de 2018.- A casi un mes de haber partido de Tapachula, Chiapas, los migrantes arribaron a la Zona Metropolitana de Guadalajara por la vía férrea Irapuato-Guadalajara, montados en los vagones, colgados de las escalinatas de los carros y gritando algunas consignas.
Personal de la CEDHJ los esperó a la altura de la colonia Las Juntas, en el municipio de San Pedro Tlaquepaque, donde también se dieron cita medios de comunicación por ambos lados de la vía del tren. Una vez que la máquina paró, los integrantes de la caravana descendieron de los carros sobre las vías de la antigua Carretera a Chapala y enseguida hicieron un recorrido a pie de poco más de un kilómetro, cubriéndose del sol con cualquier trapo, gorra o sombrero para llegar al albergue El Refugio de la parroquia del mismo nombre, en las faldas del Cerro del Cuatro.
La CEDHJ atenta al recorrido de la caravana llamó a diferentes dependencias para recibir calurosamente a los migrantes, explicó el segundo visitador general César Alejandro Orozco Sánchez: “Solicitamos a la Secretaría de Salud, al Instituto Jalisciense de Atención al Migrante, a la SEDIS, al Ayuntamiento de San Pedro Tlaquepaque, para la atención de esta caravana”.
Añadió que algunos de los migrantes requirieron atención médica, sin embargo, no se reportó ningún caso grave; tampoco hay casos graves de probables violaciones a los derechos humanos. La CEDHJ estará permanentemente con ellos para que puedan solventarse y garantizarse sus derechos humanos, “no nos han reportado ninguna incidencia importante, salvo lo que ocurrió en el centro del país, particularmente en Ciudad de México, donde intentaron pulverizar y dividir la caravana”, añadió el visitador general.
Orozco Sánchez destacó la presencia de la comunidad LGBTTTI, como parte de los migrantes y dijo que dialogó con ellos y se puso a sus órdenes. También se solicitó la colaboración del Instituto Nacional de Migración para que facilitar el tránsito del contingente por la entidad.
Camino al albergue El Refugio, mujeres, niñas, niños, jóvenes y algunas personas mayores, todos con la piel tostada, se tomaron tan solo unos minutos para beber, comer y estirar brazos y piernas, otros aprovecharon para acostarse bajo la sombra de algún árbol.
La mayor parte, un 80 por ciento, son de Honduras y un menor porcentaje de El Salvador, Guatemala y otros países de Centroamérica.
Gricelda, de trece años, de piel ceniza, con ropa modesta y el cabello empolvado, salió de Honduras desde hace dos meses, dice que le acompaña su madre, su cuñada y una hermana. “¿Por qué vienes hasta acá, vale la pena?”, se le preguntó. Ella contestó que por la violencia que ha padecido en su país y aseguró que un familiar abusó sexualmente de su hermana y que ella padecía una amenaza por parte del mismo agresor.
Carlos Antonio también partió desde el 25 de febrero, lleva casi dos meses de pueblo en pueblo. “Venimos sufriendo el frío, traigo cuatro menores, venimos sufriendo del DF para acá”, explicó. Lleva una bandera de Honduras, “mi destino es la frontera de México y de ahí a Estados Unidos, si Dios lo permite”, expuso.
El movimiento está bien planeado, bien organizado, los varones fuertes y valientes cuidan del grueso de la caravana y se actúa con obediencia, con disciplina, así se protege el grupo de migrantes, donde hay mujeres solas o acompañadas de menores de edad.
Los entrevistados aseguran que no han tenido incidentes mayores, salvo cuando arribaron a Ciudad de México y algunas autoridades trataron de dispersarlos. De casi dos mil personas ahora sólo quedan unas 650, la mayoría niñas, niños y mujeres.
Personal de la CEDHJ llevó alimento y agua, consulta médica y psicológica, la FEU, encabezada por Jesús Medina Varela, efectuó el registro, la Secretaría de Salud participó con médicos y enfermeras, al igual que la Cruz Verde y la Cruz Roja y los Hospitales Civiles de Guadalajara.
“Estamos agradecidos con México porque nos han tratado bien, nos han dado agua y alimentación y medicina para los niños”, aseguró Carlos Antonio y agregó que hay gente que se quita el pan de la boca para compartirlo con ellos.
El padre Alberto Ruiz Pérez explicó que están listos para recibir a los más de 600 migrantes, “que descansen dos o tres días, y reprogramar su salida a Tijuana; son personas que padecen de inseguridad en su país de origen, de Honduras, la mayoría; Guatemala y El Salvador, el resto. Llegando a Tijuana ellos se entregan a migración de Estados Unidos para solicitar asilo por la situación de inseguridad, peligro de muerte de ellos y de sus hijos”.
Dice que se ha coordinado con diversos organismos para atender a los migrantes, con otras parroquias, con la iglesia mormona, la CEDHJ, la Secretaría de Salud, Hospitales Civiles, la FEU, sacerdotes, y los vecinos de la zona, gracias a Dios.
Los migrantes fueron apoyados por vehículos particulares y posteriormente se sumaron las patrullas de policía y unidades del transporte público de la ruta AM 053, con un espíritu solidario.
El oficial Antonio de la Comisaría de San Pedro Tlaquepaque explicó: “por orden de mi subdirector, tenemos la instrucción de prestarles el apoyo lo más que se pueda para llevarlos a la casa del migrante”. Las patrullas eran racimos humanos pero aliviaron el cansancio de los migrantes.
Uno de los coordinadores de la caravana, Irineo Mujica, director de Pueblos Sin Fronteras, explicó que fue rebasada la expectativa respecto al número de migrantes, ya que iniciaron con aproximadamente mil 700, de los cuales aún permanecen 600. “Queremos visibilizar el fenómeno de la migración”, expuso.
“Antes de comenzar con esto tuvimos talleres de capacitación e información para concientizar a la gente, nos prepararon abogados y en la caravana las reglas las hace el grupo y se respetan, esto es un movimiento, el objetivo no es que la gente pase a Estados Unidos, algunos tendrán su propósito personal y otros propósitos colectivos, que son más sensibles, para visibilizar la problemática de los países de Centroamérica y sus refugiados.
“Ha sido muy, muy difícil, el tener al presidente más poderoso del mundo en contra de este Viacrucis ha sido realmente un calvario, y relata cómo han sufrido fríos, calores excesivos, que han quedado varados en despoblado, donde no hay agua, algunos han sido arrastrado por el tren, entre otras dificultades”, abundó.
Agradeció el apoyo de la iglesia, de algunas organizaciones civiles, instituciones de gobierno y de las defensorías públicas de derechos humanos. Mazatlán, Sinaloa, es el próximo sitio de concentración.