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Vivir con miedo: Cuando la justicia tarda en llegar


Juana María Ramírez

Guadalajara, Jalisco a 25 de noviembre de 2019.- “Ahora vivo con miedo, todo el tiempo”, concluye Sandra, luego de narrar su historia de terror, del ataque de su esposo al que logró sobrevivir casi de milagro, fueron muchos años de sufrimiento, de una presión psicológica a la que fue sometida por parte de su consorte y que culminó el día en que le pidió el divorcio, hoy con las heridas físicas sanadas, recuerda el día del ataque, lucha con las lágrimas que a toda costa intentan salir, “Creí que iba a morir”, así de simple resume Sandra su enfrentamiento con la muerte.

Con una serenidad que ha logrado gracias al apoyo de otras mujeres que luchan al igual que ella por la erradicación de la violencia contra las mujeres, gracias a la fortaleza que la llevó a sobrevivir al ataque del que fue víctima, ahora puede contar su historia, misma que hace unas semanas volvió a tener un nuevo revés con la justicia, -o con la injusticia para hablar más cercanos a la verdad- su agresor fue puesto en libertad pese a la cantidad de pruebas aportadas en su contra.

El 28 de abril de 2017, decidió finalmente pedirle el divorcio a su esposo, luego de largos años de maltrato psicológico originado en celos irracionales y un control casi absoluto sobre ella, y aunque esperaba una reacción negativa de parte de él nunca dimensionó hasta qué grado ésta sería y todo lo que tuvo que pasar para poder liberarse de dicha opresión.

Ese día Sandra le dijo que solicitaría el divorcio, cuando dio la vuelta para marcharse de la habitación en la que se encontraban, éste, sin que ella se diera cuenta, fue tras de ella y la golpeó con un martillo en la cabeza, aturdida volteó para ver qué pasaba, pues nunca la había golpeado antes, pero solo fue para recibir un puñetazo en plena cara, y de ahí siguió golpeándola con toda su fuerza, mientras ella solo pensaba que en ese momento moriría, como pudo le gritó a su nieta Ivana que se encontraba en ese momento en la casa, para pedirle que saliera a pedir ayuda.

Cuando la pequeña pasó a lado de ellos, asustada intentó abrazarlo pidiendo que parara, pero el solo aventó a la niña a un lado y continuó golpeándola. Ivana salió corriendo, en esa distracción ella intentó lo mismo, pero resbaló con su propia sangre, entonces él llegó por detrás y le clavó un cuchillo por la espalada, y cuando el regresó a la cocina para tomar de nueva cuenta el martillo, ella aprovechó y con las pocas fueras que aún le quedaban logró alcanzar la calle para pedir auxilio. Para entonces ya la gente se había congregado afuera de su casa gracias a los gritos de la pequeña, por lo que ya no siguió agrediéndola.

Él logró escapar y se fue a Estados Unidos. Posteriormente a los tres meses regresó a la ciudad y la Fiscalía logró detenerlo en el aeropuerto; lo llevaron a prisión preventiva donde permaneció durante dos años, pero hace cuatro meses después de tres días de audiencia, ni 17 testigos, ni todas las pruebas recuperadas por la Fiscalía fueron suficientes: Tres juezas declararon a su favor salió libre “Y es el momento en que tengo que vivir asustada, con nervios, cuidándome todo el tiempo, tengo que tener todo el tiempo mi pulso de vida a mano”, señalando el dispositivo que porta colgado al cuello.

“Estoy todo el tiempo temerosa, porque todo el tiempo que estuvo en la cárcel me amenazó con que al salir terminaría con lo que había dejado a medias”, señala, y agregó que incluso abordó a una de sus hijas para pedirle que desistiera de permitir que su hija (la nieta presente durante la agresión) fungir como testigo. Afortunadamente no lo logró la niña continúa siendo testigo.

Ahora, solo está en espera de apelación al proceso, el cual ruega para que se resuelva de inmediato pues la inseguridad en la que vive es insoportable. Pues más pruebas que la valoración psiquiátrica, en donde se le determinó un trastorno en estado de gravedad, “entonces el psiquiatra determinó que el debería estar a puerta cerrada, bajo supervisión de especialistas en salud mental”.

Pero todo esto de nada valió, no fue suficiente para las juezas que revisaron el caso, pues finalmente dejaron libre al agresor, lo cual, dice no resulta raro, pues esa ha sido la tónica manejada, cuando menos por una de las juezas que determinaron el caso, tan solo la jueza Marta Leticia Padilla ya ha dejado en libertad a varios feminicidas, al menos eso es lo que ha podido determinar al conocer a familiares de mujeres cuyos asesinos hoy están libertad gracias a la determinación de esta.

“Pido justicia sí, pero no sólo para mí, pedimos justicia para miles de mujeres, hay miles de mujeres que están viviendo lo mismo que yo y no se atreven a hablar, yo las invito que se atrevan, a que griten: ¡Hasta aquí!, que se instruyan, aprenda sobre estos trastornos y sepan que no están a salvo al seguir viviendo con los agresores”.

El Dato:

En lo que va del año han asesinado a 230 mujeres en el estado

Hoy se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la Mujer.

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