El Movimiento Antorchista Nacional tiene razón
Por: Eduardo Campos Flores, Dirigente del Movimiento Antorchista en Jalisco
Los hechos, mentiras y ocurrencias distractoras del presidente Andrés Manuel López Obrador, magistralmente documentadas por expertos en temas sociales y económicos hacen ver, sin proponérselo, que el Movimiento Antorchista Nacional tiene razón cuando sostienen que la 4T no es de izquierda ni pretende hacer ninguna revolución popular. Que su verdadero propósito es, como dicen sus políticas conservadoras, renovar la cúpula financiera e industrial del país, adelgazar al Estado mexicano y debilitarlo frente a los poderosos intereses geopolíticos del imperio y reforzar, ahora con el apoyo de un pueblo engañado, las cadenas que atan a México al carro del imperialismo norteamericano a través del famoso T-MEC que entró en vigor el 1 de julio, en sustitución del TLCAN.
Así se explica por qué el proyecto de la 4T ha podido avanzar a toda velocidad y sin tropiezos pues, se sabe, por fuentes serias, que el “tsunami” morenista del 2018 fue, también, fruto de la acción concertada y expresamente pactada entre Morena, el gobierno saliente y el jefe de la Casa Blanca. Por eso no es extraño el silencio del amigo de AMLO. Donald Tump no ha dicho una sola palabra en contra de las muchas reformas que han puesto en riesgo las garantías individuales y derechos humanos. Una muestra de amor al amigo se dio cuando Trump decidió hacerse cargo de la reducción de barriles de petróleo que exigía la OPEP a México. En esa ocasión, un periodista le preguntó al presidente norteamericano cómo pagaría el gobierno mexicano ese servicio y su respuesta fue: «ya veremos cómo pagan el favor».
Estamos ante un nuevo neoliberalismo maquillado de gobierno al “servicio” de los pobres. No nos engañemos ni nos confundamos. Nunca nadie, en ninguna parte del mundo ha visto una revolución verdaderamente popular llevada a cabo desde el poder y por un solo individuo. Hay articulistas que tachan a López Obrador de comunista y lo comparan con los gobiernos de Venezuela y Cuba, pero no comparto su punto de vista. Los gobernantes de esos países no están jugando a la revolución irresponsablemente. En esas naciones no cabe la idea de que la cabeza visible del imperialismo más poderoso, violento y rapaz que ha conocido la historia de la humanidad, esté permitiendo, y hasta aplaudiendo e impulsando una nueva Venezuela en México.
No hay que olvidar hechos y verdades burdas que son del dominio del mundo entero, como, por ejemplo, que EE. UU. es el enemigo número uno, el más feroz e irreconciliable del ensayo socialista de Venezuela. No hay que ignorar que Trump y su gobierno son los padrinos políticos y financieros de Juan Guaidó, y que han intentado todo, incluso la invasión armada a cargo de bandas de mercenarios al servicio de EE. UU., para derrocar a Maduro y sentar en su lugar a un títere del imperio norteamericano. De esta manera queda claro que la política norteamericana, en ninguna circunstancia está dispuesta a permitir que en la frontera Sur de Estados Unidos empiece a sentar las bases de un régimen que llegara a poner en riesgo sus intereses económicos y políticos.
El pueblo de México está sufriendo en carne propia todos los días y a todas horas una lacerante realidad como resultado de la monumental equivocación de la visión que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador de la problemática nacional y en el remedio que está recetando para curarla. Por lo que nuestra preocupación debe enfocarse en qué debemos hacer, cómo y con quien, para quitarnos del cuello la soga de la 4T que nos está asfixiando.
A menos de dos años del gobierno morenista, los mexicanos estamos presenciando el fracaso de un proyecto social. El mandatario federal no quiere ver el presente. En plena pandemia del COVID-19 se contradice sobre su impacto y duración. La economía inicia su desplome y su administración no quiere comprar los paracaídas. La corrupción salpica a sus más cercanos y él prefiere hacer como que no ve. AMLO en sus discursos no quiere conjugar ningún verbo en presente. No tiene cómo. Está inmerso en una realidad que muestra crisis por donde voltee.
Este lamentable escenario social y político por el que atraviesa nuestro país queda de manifiesto que el Movimiento Antorchista Nacional tiene razón, al haber sostenido desde su nacimiento mismo, que no hay revolución sin el pueblo, y menos de espaldas al pueblo. Menos negándole derechos básicos para su participación política como los de reunión, organización, petición y protesta pública. Pero esto es justamente lo que está haciendo la 4ª T. Por eso temen perder el poder y por eso se preparan para retenerlo, a como dé lugar, en las próximas elecciones. Urge trazar un plan para ganarse al pueblo y tejer una gran alianza entre todas las fuerzas progresistas de nuestra patria, para ganar las próximas elecciones sin ningún género de duda, a modo de que podamos defender nuestra victoria contra todo intento de fraude. A pesar de que López Obrador se erija como el guardián del voto popular.