México, amenazado por una tiranía
Por Eduardo Campos Flores Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista en Jalisco
Con motivo de la solicitud que hizo el propio presidente Andrés Manuel López Obrador a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para que determinara si es constitucional la consulta para enjuiciar a los expresidentes, expertos en la materia explicaron oportunamente que enjuiciar a expresidentes en México corresponde a la justicia, por lo que una consulta ciudadana era innecesaria, con lo cual, algunos comentaristas se aventuraron a afirmar que los ministros iban a desechar la petición.
Asimismo, con anticipación a la decisión de la SCJN que declara constitucional organizar una consulta para preguntar si se juzga o no a políticos del pasado, especialistas advirtieron que aún en un ejercicio como este con la posibilidad de que a la ciudadanía le asista un verdadero derecho de enjuiciamiento para solucionar cuestiones políticas, el tiempo juega un papel crucial ya que los delitos prescriben. A cualquier ciudadano de a pie, le parecería una situación injusta que los delitos cometidos por los expresidentes prescriban y, aún si no prescribieran por qué han permanecido impunes durante los dos años de la administración lopezobadorista.
Por ello, a los mexicanos nos debe provocar curiosidad, el hecho de que el presidente, teniendo acceso a la información relativa a las administraciones pasadas, haya decidido no presentar ninguna denuncia ante la Fiscalía General de la Republica (FGR) en contra de ellos. O incluso, si se quiere, haya decidido no presentar la solicitud de consulta popular desde el inicio de su mandato. De esta manera, debemos darnos cuenta de que AMLO, al tomar en consideración el tiempo transcurrido, tanto el discurso presidencial como los anuncios para llevar a cabo la consulta constituyen una herramienta de encubrimiento de los supuestos o posibles delitos de sus predecesores.
Pero hay más, columnistas nacionales e internacionales en sus colaboraciones aseguran que la consulta para enjuiciar a expresidentes de México es el nuevo engaño de AMLO. México se encuentra en uno de los momentos más adversos de las últimas décadas. El fracaso del gobierno de la 4T en el manejo de la pandemia, la crisis en el sistema de salud, la crisis de seguridad pública y la inminente recesión económica, colocan al país en un ambiente de tensión social y política. Por todo ello López Obrador necesita trucos para distraer la atención de los mexicanos de sus graves problemas sociales y políticos.
Está claro que la intención de AMLO no está alimentada por un deseo de justicia sino de una estrategia para mantenerse en el poder pero, sobre todo por una urgente necesidad electoral, ya que a menos de un año para las elecciones intermedias su popularidad va en picada ante la falta de resultados de su gobierno, que se vio incrementada por los escándalos de corrupción de la familia presidencial y del gabinete federal denunciados por el extitular del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP), Jaime Cárdenas.
Por otra parte, López Obrador sabe que si abre la puerta de la cárcel a los expresidentes, pondrá a prueba en él mismo la regla del viejo sistema político: porque donde esa puerta no se cierre, un hombre que ha gobernado con tanto deseo de venganza, que ha atizado el odio y la división para llegar al poder y ejercerlo, podría ser una irresistible tentación para un futuro presidente que sea su adversario y por eso no le interesa abrir esa puerta, sino presentarse ante el electorado como quien la va a abrir. Y jugar electoralmente con la ilusión de una justicia largamente anhelada por los mexicanos.
El sometimiento de la SCJN a la voluntad política de López Obrador no solo es una anécdota más de la picaresca política mexicana, versión 4T. La dimensión y el cinismo de lo que estamos viendo que ocurre en nuestro país, anuncia peligros y daños gigantescos para la tranquilidad y las libertades de la mayoría de los mexicanos. La decisión del Poder Judicial de la consulta a políticos del pasado, en los hechos anula el papel de ese máximo tribunal como contrapeso del Poder Ejecutivo, el cual desde hace ya casi dos años tiene sometido al Poder Legislativo con la obediencia ciega e interesada de los legisladores de Morena y otros partidos aliados.
Aunque AMLO diga lo contrario y se cure en salud comparando su 4T con la guerra de Independencia de México, la guerra de la Reforma y la Revolución Mexicana, el presidente de México cada vez se parece más a un dictador común y corriente que a un demócrata; y mucho menos a Madero y a Juárez.
En nuestro país, desde el poder público se ha incrementado el asedio a la libertad de expresión y la libertad a secas, una e indivisible, de todos los mexicanos. Paso a paso, el Gobierno Federal se ha ido apoderando de todos los órganos y las instituciones cuya actuación independiente es esencial para garantizar la permanencia y el ejercicio de aquella libertad. A estas alturas, ya tiene bajo su control al Congreso de la Unión y al Poder Judicial. El INE también está sometido y amenazado por el Poder Ejecutivo, mientras se acumulan montones de dinero para comprar la conciencia de los votantes, de tal manera que la última esperanza de una elección libre para cambiar gobernantes y representantes populares, por medio del voto libre y secreto, también está a punto de ser clausurada por los poderes de la 4T.
México, está amenazado por una tiranía. Todos los mexicanos de conciencia limpia tenemos el deber de salvarlo; todos tenemos que saber, por lo menos, por quién no podemos votar bajo ninguna amenaza ni circunstancia. Lo que ocurrió en la SCJN, nos hace ver la urgencia de actuar en el terreno que aún no ha caído bajo el control de los abusivos en turno, es momento de formar alianzas en el terreno electoral, una suma de fuerzas progresistas que impulsen gente valiosa, con trayectoria limpia y con una propuesta viable de gobierno local y nacional que implemente políticas que permitan que el país progrese, salga de la pobreza, se eduque, se vuelva culto y no se someta material y espiritualmente en los delirios de grandeza y la arbitrariedad de un solo hombre.