top of page

A 30 años de las explosiones en Guadalajara el mismo doble discurso oficial




Por: Víctor Galindo “Vigaro”


Guadalajara, Jalisco a 24 de abril de 2022.- Ni la docena de coronas florales que diversas dependencias oficiales de los gobiernos estatal y municipal de Guadalajara, alguna incluso a título personal del Presidente Pablo Lemus Navarro, colocadas en memoria de los caídos hace tres décadas a lo largo de casi 12 kilómetros de calles en el –entonces- sector Reforma, lograron apaciguar los reclamos que los damnificados del 22 de abril hicieron en torno al discurso oficial emitido por el munícipe tapatío y el encargado de la Secretaría General de Gobierno del Estado de Jalisco, durante su intervención programada en el jardín de San Sebastián de Analco, donde se erige el monumento conocido como la estela del olvido.


Regañados por Pablo Lemus y Enrique Ibarra (respectivamente), los sobrevivientes de aquel miércoles 22 de abril del año 1992, cuando el terror apareció por el subsuelo y drenajes de barrios como San Juan de Dios, Analco, la colonia Atlas entre otras, cambiando para siempre sus vidas, y a 30 años de aquel evento, la pérdida de su patrimonio, arrastrando secuelas (algunas visibles) como la amputación de brazos y piernas, otras que degeneraron la calidad de vida de aquellos que sin los tratamientos o la atención oportuna, padecen ceguera, sordera, daños cerebrales o del sistema nervioso, incluso otros que simplemente nunca, de ninguna autoridad en cinco sexenios, recibieron un apoyo; contrariamente a lo que externó el encargado de la Secretaría General de Gobierno.


“Este gobierno es de los que más hemos apoyado al fideicomiso, para cada uno de los damnificados se entregan 15 mil 600 pesos mensuales, y no es justo que se diga que no han recibido ayuda”, argumentó Juan Enrique Ibarra Pedroza.


Por su parte, Pablo Lemus Navarro señaló que el actual gobierno municipal ha cumplido los compromisos de campaña que les hizo a los sobrevivientes del 22 de abril y que si bien, algunos afectados han señalado que cuando requieren atención médica, no la encuentran en las cruces verdes (servicios médicos municipales) es porque no se cuenta con lo que estas personas en su condición, requieren, pero que, si se trata de gripes o algunas urgencias, siempre se les atenderá.


Entre los casos que los mismos afectados narraron, esperando que los funcionarios municipales y estatales les escucharan y que al final, solamente se pronunciaron como rumores a los que sistemáticamente el munícipe tapatío respondía que lo iba atender, no así Ibarra Pedroza que con premura se retiró del lugar, escuchamos la historia de una mujer, hoy abuela, pero que hace 30 años perdió el techo dónde vivía con sus cinco hijos y quien se encontraba a cargo de ellos, ya que su marido, por trabajo se encontraba en el vecino estado de Colima.


“Yo vivía entonces por la calle Rio Nilo esquina Calzada del Ejército, estaba en cuarentena de mi hijo Andrés, murieron muchas personas cercanas a la familia, entre amigos y familiares fueron más de veinte y a muchos más, amigos y vecinos nunca más los volvimos a ver; yo no recibí apoyo económico, solamente le di gracias a Dios de salir y volver a empezar, pero apoyo económico no, aquí está mi hija que en aquel tiempo tenía ocho años de edad, un apoyo que nos dieron entonces fueron estas credenciales que conservo, con fecha 29 de abril de 1992, eran para que nos hicieran descuento en el transporte público, nada más”, refirió la señora Angélica Velázquez Rodríguez. De sus hijos (hoy adultos) solamente Andrés quien era el bebé según narró la señora Angélica, fue el único que resultó con secuelas graves, más, aun así, en la actualidad es profesionista y su hija Wendy quien tenía ocho años entonces, se encuentra embarazada y próxima a dar a luz.


Fue la representante de los damnificados del 22 de abril, la señora Lilia Ruiz, quien no se retractó ante la actitud y las palabras de las autoridades, entrevistada por este medio, dijo lo siguiente: “A mí me parece que el gobierno mostró en esta ocasión una piel muy sensible, porque lo que nos hizo decir lo que dijimos el día de hoy, fue en torno a lo que ellos dijeron ante los medios de comunicación el día anterior, son exactamente las mismas que daban antes, en aquel entonces presidenta del fideicomiso Bárbara Casillas, lo mismo que dijeron ahora; ella ya se fue y queda como presidente Fernando Preciado y qué es lo que pasa, que las declaraciones son exactamente las mismas, de que para ellos todo está resuelto, que ellos están cumpliendo, de que supuestamente no nos falta nada.


Nosotros no estaríamos exhibiéndolos si en verdad, estuvieran cumpliendo, al contrario, estaríamos aquí aplaudiéndoles, agradecerles que estuvieran cumpliendo; y que coraje me da escuchar ahorita de compañeros decir, señora mis estudios ya no me los van hacer, el doctor ya no me quiere atender, dice que si no llevo el estudio que me pidió, ya no me va a recibir…y que vengan ellos a decir que lo que dije –frente a frente- que no es cierto, pero nosotros no estamos mintiendo y durante estos 30 años, siempre hemos hablado con verdad, no hemos hecho más que luchar por lo que tenemos derecho y necesidad, quedamos 69 fideicomisarios y por medio del fideicomiso todos recibimos una cantidad económica, a manera de pensión, así está estipulado desde hace años.


Al principio recibíamos 800 pesos mensuales, después era un salario mínimo y finalmente logramos por medio del Congreso del Estado que aumentara a tres salarios mínimos, pero no a todos nos dan lo mismo, a unos nos dan tres salarios mínimos, a otros les dan uno y así se manejan, no sabemos por qué ni quienes hicieron esa distinción, porque finalmente todos somos lesionados y no entendemos por qué nos están tratando y clasificando como sobrevivientes de primera o de segunda, eso consideramos que no se vale,


hablan de eso y en sus declaraciones de ayer dijeron, es que se les está dando y se les está dando, despensas, pero no dicen cuántas y lo dije claramente, nos dieron una hace tres años, nos dieron otra en la semana del 22 de abril pero hace dos años y nos dieron otra en la semana del 22 de abril hace un año y ahora nos llamaron para que fuéramos al DIF a recoger una despensa, y cuando mucha gente no tiene manera de ir y pagar más de 200 pesos en taxi y la despensa vale hasta menos, y se los dije en esta ocasión no vamos a recoger esa despensa porque nada más nos la dan en abril, una por año, cada año y lo hacen a todas luces para quedar bien ante la ciudadanía valiéndoles gorro las necesidades nuestras, pero si llenan de coronas el evento, así nos quisieran llevar una corona pero al panteón, pero para su desgracia y la nuestra todavía seguimos aquí” explicó Lilia Ruiz. Diversas actividades en torno a esta fecha fueron realizadas, desde misas religiosas, develación de un mural en el barrio, que el luchador Sekta (local) encabezó; hasta una muy especial exhibición fotográfica, donde las imágenes hablan por sí solas, resultado del trabajo realizado por 10 reporteros gráficos, que al igual que otros, cubrieron la tragedia, dejando el mudo testimonio como un reclamo vitalicio por la negligencia, corrupción, impunidad e indolencia de un sistema gubernamental que cierra los ojos a una dolorosa realidad en al menos 200 familias que existen aún en el barrio de Analco, descendientes de hasta tres generaciones anteriores que no callan su pérdida.


Con 42 fotos logradas en medio de la tragedia, expuestas en una modesta librería de la zona zapatera de Guadalajara (a unas cuadras de la zona siniestrada) dio inicio un capítulo más de esta historia, la captada por la lente oportuna de verdaderos reporteros gráficos; los finados Ernesto Zenteno C. en 2018 y recientemente en 2021, José Hernández-Claire y los experimentados, Arturo Campos, Antonio Romero, Rafael del Río, Ernesto Zenteno Ortega, Fernando Torrico, Marco Aurelio Vargas, Humberto Muñiz y Pedro Valtierra. Un acervo conservado y cuyas imágenes, en blanco y negro, evidencian escenas desgarradoras, plasmando la magnitud de aquel lamentable acontecimiento cuya herida no ha sanado y que será itinerante por el territorio jalisciense a fin de que muchas personas de generaciones recientes, que han escuchado acerca de esta tragedia, tomen consciencia del porqué de una lucha social y una pena colectiva que remueve los recuerdos de aquellos que una mañana del miércoles 22 de abril de 1992, eran vacaciones y una serie de explosiones transformaron kilómetros de calles en un caos dantesco y la tranquilidad popular en reclamos de justicia, la que no ha llegado en 30 años.

3 visualizaciones

Comments


Anuncios
Ponte en contacto

¡Gracias por tu mensaje!

bottom of page