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Lo que falta y lo que sobra



*Por Juan Carlos Hernández A.


El desarrollo de los países se conoce por varias mediciones y circunstancias, sea en economía, en crecimiento poblacional y también en términos de combate a la inseguridad, igual a que a la pobreza y a tantos otros temas que, por desgracia de muchos les afecta de forma directa y abiertamente.


En tal sentido analizar lo que sobra y lo que falta en al menos estos rubros, sería muy provechoso para saber no cómo estamos, pues de sobra sabemos que, de mal a peor y no parece verse el horizonte, la salida pronto para cambiar de rumbo en esto que parece el regreso a la crisis del año que usted quiera, a la incivilización de la ley del más fuerte, y de plano ya a la estanflación (Situación económica de un país que se caracteriza por un estancamiento económico a la vez que persiste el alza de los precios y el aumento del desempleo) que impera en México y otros países.


Entonces amable lector, tenemos que sobra pobreza y faltan empleos, no dadivas, sino oportunidades de tener estabilidad laboral, falta seguridad, estrategia planeación y sobra delincuencia en toda su expresión y a lo largo y ancho del país, sobran enfermos y faltan clínicas y seguro social en atención a quienes no lo poseen, pero si lo padecen; sobra retorica y discurso y faltan hechos, acciones que solucionen, sobran promesas de soluciones y faltan cumplimiento a ellas.


Faltan lideres reales, que hagan por el país, por su comunidad, por la gente, sobran simuladores que creen hacer bien las cosas, que se sienten queridos y aceptados, y que solo “comprando voluntades” se figuran que eso opera y es lo “bueno y aceptable” ante los demás. Sobra tecnología, faltan oportunidades para hacerse de los mecanismos para bien utilizarla y humanizarse con y a través de ella.


Falta educación y además de calidad y la estructura e intencionalidad para plantear el qué y el cómo, en las formas existentes para la enseñanza, sobran estudiantes que no pueden avanzar por falta de oportunidades en ello, a nadie conviene un país inculto y analfabeta, entre más conocimiento mejores decisiones y menos manipulación.


Sobra corrupción, aunque se diga que hubo mas históricamente, hoy es día que no se ha quitado, y no vemos que vaya a terminar, faltan ganas de combatirla, ética para rechazarla y valores para no caer en la tentación. Pues todo se puede con dinero, pero sin ello también pues reina el “compadrazgo”, “los amigos” que están para facilitar todo cuanto sea posible.


Faltan posturas de votación razonadas y motivadas por defender lo que mejor conviene para de México por el legislativo, sobran decisiones truncas, sin valoración, sin debate y al azar propiciando afectaciones a lo que debería darse como gobernanza.


Sobran mentiras, justificar que, porque todos mienten y por ello debemos hacerlo igual, es rebajarse al nivel de la ignorancia supina de las consecuencias que ello trae; faltan verdades, pero éstas no se muestran pues pueden afectar intereses particulares o generales.


Falta emplear la inteligencia emocional para soportar las vicisitudes, sobran los problemas que llevan al ser humano a crisis emocionales y ello deriva al final del día en una mala calidad de vida; pues como no si los problemas ya los ve y los tiene en el entorno primario como es su familia, el trabajo, la escuela, sus amigos y demás, y ahí es donde descubre que la gran mayoría padece de estos males: les sobra y les falta.


Hay que reconocer que los desafíos son enormes, tan grandes que no podemos y no debemos confrontarlos a través del aislamiento institucional, no podemos hacerlo de manera individual sino en coparticipación unos con otros en sociedad. Hagamos nuestro esfuerzo. Sea pues. ¡Sur sum corda!


*El autor es Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas.

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