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Se encienden alarmas en la economía


Escaño abierto

Arturo Zamora Jiménez[1]

Con profundo respeto, enorme pesar y solidaridad, a la comunidad de Tlahuelilpan,

Dos notas periodísticas recientes deberían llevar a la administración federal a encender las alertas en el manejo de los asuntos públicos que inciden en el desempeño económico nacional y el bienestar de las familias.

La primera, proveniente de las mayores casas bancarias y financieras del mundo, Bank of América Merrill Lynch, JPMorgan, Barclays y Citibanamex, advierte “una mayor debilidad de la economía mexicana”, por lo cual redujeron las expectativas de crecimiento del país de 2 hasta 1% del producto interno bruto.

Según los expertos de estas instituciones, la mitad de las causas de esta rebaja son externas y ajenas a las capacidades internas, como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, una previsible desaceleración de la economía mundial y el retraso en la aprobación del nuevo tratado comercial (USMCA, por sus siglas en inglés) provocado por el prolongado cierre parcial del gobierno del presidente Trump.

La otra mitad de la explicación se debe estrictamente a razones internas, a decisiones equivocadas o a efectos colaterales de políticas públicas adoptadas en los primeros cincuenta días de esta administración.

La cancelación de las obras del NAIM en Texcoco y la propuesta de disminuir las comisiones bancarias, son temas que seguirán pasando factura a las finanzas públicas y privadas, pues elevaron el factor de riesgo de cualquier operación crediticia, como en el caso de los bonos de deuda externa por 2 mm usd recién emitidos, pese a la promesa de no endeudarse.

Asimismo, la suspensión de las licitaciones en el sector energético, la falta de confianza del sector financiero internacional en el plan de negocios de Pemex, la decisión de asignar contratos por invitación restringida y la propuesta de modificar la ley que establece el régimen corporativo de la empresa pública, podrán dar lugar a una baja en su calificación crediticia, además del impacto económico de la crisis de las gasolinas, calculado hasta en 20 mm de pesos (Concamin).

Es prácticamente unánime la opinión de los expertos y organismos de productores agroindustriales de que los precios de garantía a los productos del campo distorsionarán el mercado y la competencia, con el mito pernicioso de la “autosuficiencia alimentaria”.

En la segunda nota, no extraña que en su balance de los primeros cincuenta días del gobierno del presidente López Obrador, la Coparmex haya señalado un “saldo negativo” y enumerado decisiones que desestimulan las inversiones como la extinción de ProMéxico, la desaparición de Bancomext, el cierre del Instituto Nacional del Emprendedor y la derogación de la ley de compensación universal de impuestos.

Lo anterior demuestra el daño que están causando las decisiones equivocadas e improvisadas y su impacto directo en las expectativas de crecimiento, la inflación en los productos básicos y el bienestar social, incluyendo los despidos masivos y arbitrarios.

Gobernar un país reclama experiencia en el diseño e instrumentación de las políticas públicas, una visión amplia de la complejidad contemporánea y sensatez en el manejo de las herramientas de política económica. No basta con acusar al neoliberalismo, hay que aprender que con la economía y los mercados no se juega a las vencidas. Esa lección hay que aprenderla en cabeza ajena.

[1] Secretario general del CEN del PRI.

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