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Periodismo Ético


Por Armando Maya Castro

La Red de Periodismo Ético (EJN, por sus siglas en inglés) sostiene que el periodismo ético se resume en los siguientes cinco principios básicos del periodismo: verdad y precisión, independencia, equidad e imparcialidad, humanidad y responsabilidad.

Respecto a la verdad y precisión, el primero de los principios de acuerdo con el orden que nos proporciona EJN, los expertos en ética periodística señalan la importancia de luchar por la precisión, que es el esfuerzo orientado a garantizar que los hechos han sido realmente verificados.

En la actual era de la digitalización, que con los avances tecnológicos inauguró una época de cambios para los medios de comunicación, varias empresas periodísticas han permitido el avance de la inexactitud en los textos redactados por sus periodistas.

Hoy, varios periódicos y revistas descuidan la información que publican los periodistas en sus redes sociales, algunos de los cuales han caído en la trampa mediática de las fake news, un fenómeno preocupante que ha sido provocado por las nuevas tecnologías, que da a luz narrativas falsas y sin sustento, que confunden al lector y terminan denigrando el buen nombre de algunas personas e instituciones.

A pocos medios de comunicación les interesa que la información de sus periodistas sea rigurosa, contundente y bien redactada. Lo que importa no es la ética, sino vender y viralizar información dañina.

La independencia informativa es elemental dentro del periodismo, y sólo es posible cuando el informante actúa en nombre de la verdad y no de intereses políticos, empresariales o religiosos, como solían hacerlo los medios de comunicación comprometidos con el Estado a causa de los fondos que éste entregaba por concepto de publicidad oficial.

Responder a los intereses antes mencionados es poner en duda la independencia informativa de los medios de comunicación y sus trabajadores; es perder credibilidad, que en la opinión de muchos es el capital más importante de cualquier empresa mediática.

Para hacer rentable a una empresa informativa no se necesita renunciar a la ética, una virtud que es inherente al ejercicio responsable del periodismo, y que logra que los medios de comunicación y sus periodistas sean leídos siempre y gocen de credibilidad.

En su libro “Periodistas sin miedo”, la argentina Norma Estela Ferreyra, cuya producción literaria abarca más de un centenar de libros, se refiere a este tema cuando sostiene que “la credibilidad nos da lectoría, y la lectoría atrae publicidad, la publicidad crea rentabilidad, la rentabilidad permite independencia editorial y la independencia genera credibilidad”.

La equidad y la imparcialidad nos ayudan a presentar todos los puntos de vista en cada historia que escribimos, algo que soslayan muchos periodistas, a quienes les es suficiente lo dicho por una fuente, restándole importancia al contexto al negarse a escuchar lo que los demás tienen que decir. La dolorosa realidad de nuestros días es que varios periodistas ya no dedican el tiempo necesario para verificar lo dicho por su fuente, así como para generar dudas razonables acerca de lo que dicha fuente cuenta sobre determinado caso.

Otro principio elemental en el ejercicio periodístico es la humanidad, que alude al esfuerzo que el periodista debe hacer para no herir con sus palabras a las personas o a las instituciones. Sobre el tema la Red de Periodismo Ético recomienda “ser conscientes del impacto de nuestras palabras e imágenes en las vidas de los demás”.

Me referiré por último a la responsabilidad de corregir los errores informativos. Lamentablemente, este principio está ausente en muchos periodistas y comunicadores, quienes han sido incapaces de corregir sus errores cuando se han excedido o procedido con injusticia. Si la réplica de una persona o institución obliga al informante a rectificar o a dar una disculpa por el error informativo cometido, ésta regularmente se da, aunque en la mayoría de los casos viene acompañada de sarcasmo y de una fuerte carga de cinismo y exenta de sinceridad.

Esto ocurre porque el periodista de hoy se siente infalible, y porque cree, además, que la libertad de expresión le da derecho a escribir sin haber documentado debidamente sus historias. Debe quedarnos bien claro que la libertad de expresión no existe para mentir o difamar a las personas e instituciones, sino para contar la verdad con ética, luego de haber llevado a cabo una investigación periodísticamente rigurosa.

Es triste decirlo, pero actualmente algunos periodistas creen que la libertad de expresión, consagrada en México en el artículo séptimo constitucional, establece y protege el derecho de mentir, de insultar y de difamar a las personas.

Evidentemente esto último no es la libertad de expresión, sino el informar en su debido contexto, con fundamentos y argumentaciones, así como con respeto y responsabilidad.

Twitter: @armayacastro

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